Observando datos recientes sobre cambio climático
Actualidad climática
(vía NeoFronteras.com) Llevamos 30 años de calentamiento global. National Climatic Data Center ha calculado las temperaturas promedio de la superficie terrestre por cada mes del año durante el siglo pasado. Si se resta a la temperatura promedio de un mes y año en concreto, por ejemplo febrero de este año, la temperatura promedio del siglo pasado para el mismo mes del año, entonces se puede saber cómo de anómalo es el mes. El último mes de febrero cuya temperatura promedio estuvo por debajo de la del siglo pasado fue febrero de 1985. Y el febrero pasado ha sido un nuevo record mundial en este sentido.
En el caso de la temperatura oceánica se repite el mismo patrón. El fenómeno se puede apreciar bien en el siguiente gráfico:
Esto hace que llevemos 30 años de cambio climático claro. Algo obtenido de medidas puras sin usar modelos climáticos. Si se tienen en cuenta los promedios anuales año a año la situación no mejora respecto a considerar un mes en concreto. En este caso, para obtener una temperatura promedio por debajo de la del siglo XX, hay que remontarse a 1976. Las variaciones u oscilaciones que se pueden apreciar se deben principalmente al fenómeno de El Niño, que consiste en un calentamiento periódico del Pacífico Sur (fenómeno que empeora por culpa del cambio climático). Todo ello se puede ver en el gráfico de cabecera.
A partir de estas medidas está claro que hay una tendencia hacia el calentamiento independientemente de las fluctuaciones: los tiempos pasados fueron menos cálidos que los más recientes. Si no cambiamos nuestros hábitos, en otros 30 años la temperatura subirá aún más y los que nazcan ahora experimentarán un clima distinto al que había cuando nosotros nacimos.
Las consecuencias del cambio climático ya las estamos sufriendo. Así por ejemplo, Siria ha experimentado una fuerte sequía en los últimos años que ha provocado cientos de miles de desplazado y afectado a millones de personas. Esto ha sido un caldo de cultivo para la guerra y el radicalismo. En un reciente estudio se pone de manifiesto el cambio climático sobre el creciente fértil y las consecuencias de este cambio sobre Siria.
La relación es clara: a mayor temperatura mayor evaporación y el suelo se seca antes si no llueve. Según Colin Kelley, la única explicación para este cambio en esta escala de tiempo es el calentamiento global provocado por el ser humano y sus emisiones de gases de efecto invernadero. Los modelos climáticos coinciden plenamente con lo que está pasado en Oriente Medio y el Creciente Fértil desde el punto de vista climático.
En particular con lo que ha pasado en Siria. En este país las cosechas de la región del noreste se perdieron desde 2006 a 2009. Y cuando las lluvias volvieron se produjo un plaga de hongos que afectaron a los cereales, reduciendo la cosecha a la mitad. Encima, debido a las subvenciones gubernamentales del pasado, los sirios estuvieron bombeando agua del subsuelo para regar hasta que agotaron los acuíferos, por lo que ahora no se puede usar esa reserva. La eliminación de las subvenciones al combustible y a la comida terminaron de provocar el caos y 1,3 millones de personas se desplazaron del campo a las ciudades. Sin embargo, las oportunidades de encontrar allí trabajo eran muy escasas. Para rematar la situación, y debido a todo ello, el precio del grano subió un 27% de 2008 a 2010. Las protestas comenzaron en 2010, como ya sabemos.
Así que si nos preguntamos sobre el origen de la violencia en la región quizás nos debamos de preguntar también sobre el clima. Una situación que se volverá a repetir, sobre todo cuando los recursos escaseen, en esa región del mundo o en otras.
Pero el cambio climático ya tiene consecuencias similares en otras partes del globo, como en California, en donde una sequía récord ha provocado un incremento brutal de los incendios forestales. Pero la situación no va a mejorar en esa región y se espera que esas sequías sean más largas y frecuentes en el futuro.
En un reciente estudio se predice un riesgo de sequías sin precedentes en el suroeste y planicies centrales de EEUU. Estas sequías estarían provocadas por el cambio climático inducido por el ser humano. Además tendrán duraciones de una década o más en promedio y excederán las peores condiciones de los últimos 1000 años. El impacto será devastador, dada la gran población que hay ahora en esas regiones.
Según Jason E. Smerdon, incluso si seleccionamos el peor periodo dominado por mega-sequías, las proyecciones hacen que esas parezcan el Jardín del Eden comparando con el futuro. Los estados que se verán más afectados (y que ya lo están) serán California, Nevada, Nuevo México, Arizona, Texas y Oklahoma.
Las predicciones son consistentes con este panorama independientemente del modelo usado sobre la humedad del suelo. La sequía actual afecta a 64 millones de personas, con un gran impacto en la agricultura y ganadería. Cientos de miles de hectáreas no han podido ser cultivadas. El embalse Powell está en mínimos históricos y la capa de nieve invernal de Sierra Nevada es un cuarto de la habitual. “Estas sequías del futuro no van ser solamente tan malas como las que hubo en el pasado”, dice Benjamin Cook (Goddard Institute for Space Studies). “Imagine esas sequías (refiriéndose a la que aqueja ahora a esa parte de los EEUU) durando 20, 30 o incluso 50 años”, añade.
Como ya sabemos, el cambio climático está provocado por nuestras emisiones de dióxido de carbono principalmente, producto de nuestro consumo de combustibles fósiles. Además, la deforestación contribuye también a este aumento de los niveles de dióxido de carbono. Ahora se ha conseguido ver directamente cómo el aumento de los niveles de dióxido de carbono aumentan el efecto invernadero de la Tierra.
El estudio se ha realizado sobre dos localizaciones de Norteamérica, en Oklahoma y Alaska, durante un periodo de 11 años (sí, hay estudios científicos que necesitan ser largos). El efecto no se había medido fuera de los laboratorios hasta ahora. La Tierra adsorbe más radiación solar que la que emite al espacio exterior y el dióxido de carbono aumenta este efecto.
Para poder realizar las mediciones, los científicos implicados usaron un sistema espectroscópico preciso que medía la radiación infrarroja que pasa a través de la atmósfera hasta el suelo, pudiendo así medir la señal del dióxido de carbono y restar el efecto del vapor de agua. En total se realizaron 11600 mediciones. El efecto del dióxido de carbono durante el periodo de medición fue un aumento de 0,2 vatios de irradiación por metro cuadrado por década.
Sólo de 2000 a 2010 se emitió tanto dióxido de carbono como para aumentar la concentración de este gas en 22 ppm. El pasado febrero se superó por primera vez el nivel de las 400 ppm de este gas en la atmósfera. Algo que no había pasado en la Tierra desde hace 24 millones de años, al final del Oligoceno, un periodo de 11 millones de años en los que se alcanzaron las 1000 ppm de este gas en la atmósfera. En los últimos 200.000 años, periodo en el que apareció el Homo sapiens, estos niveles han oscilado entre 170 y 280 ppm.
Cuando se alcancen las 450 ppm la Tierra se habrá calentado 2 grados centígrados, algo descomunal dado el periodo de tiempo tan corto en el que va a suceder. Si se llega a las 550 ppm entonces la temperatura subiría 6 grados, algo simplemente cataclísmico. No se sabe muy bien en donde está el punto de no retorno tras el cual entrarían en funcionamiento los ciclos de retroalimentación positivos, pero podría ser que lo hubiéramos cruzado ya.
Fuente: http://neofronteras.com/?p=4632 (Copyleft)
Gráficos y fotografía cortesía de NOAA National Climatic Data Center