Copenhague: Crónica de un fracaso anunciado
Ya es oficial, no habrá acuerdo en Copenhague. China y EE.UU. entre otros, han anunciado que no pueden firmar un compromiso ambicioso de reducción, al menos todavía. Mientras, Brasil da ejemplo con una meta voluntaria muy ambiciosa.
La posición de Estados Unidos y China era crucial para alcanzar los objetivos de la cumbre de diciembre sobre cambio climático. El anfitrión del evento, el primer ministro danés Lars Loekke Rasmussen, se presentó por sorpresa en Singapur donde los dos gigantes, junto con otros países también muy relevantes para la cumbre (Japón, Indonesia o México) celebraban la asamblea de la Asociación Asia-Pacífico.
El objetivo de la visita era alcanzar un acuerdo como fuera, pero no lo consiguió. China y EE.UU. comunicaron ayer que será imposible esta vez alcanzar un acuerdo vinculante para la reducción de emisiones.
El obstáculo, según leemos en los medios, parece ser el umbral de rebeldía: El Congreso de Estados Unidos no va a apoyar a Obama en esto, así que Obama no firma. El segundo gigante contaminante, China, no se comprometerá a reducir nada si Estados Unidos no lo hace. Japón, India, Rusia, México, Indonesia… no firmarán si no lo hacen ni Estados Unidos ni China.
El único compromiso logrado por Rasmussen, ha sido el de respaldar en la cumbre un documento que establezca objetivos ambiciosos, y puede que algunos procedimientos, pero que no establecerá compromiso de reducción alguno.
Brasil por su parte comunicó el pasado viernes que presentará en Copenhague un objetivo voluntario de reducción de emisiones considerado “un esfuerzo extremadamente ambicioso” por las autoridades.
“Brasil, en términos de la Convención del Clima, no tendría obligación de reducir emisiones, pero el presidente Luiz Inácio Lula da Silva determinó que tenemos que contribuir de manera ambiciosa“, dijo Luiz Figueiredo, diretor del Departamento de Medio Ambiente y Temas Especiales del Itamaraty.
El gobierno brasileño anunció que el objetivo de reducción de gases de efecto invernadero será voluntario hasta 2020 y estará entre el 36,1% y el 38,9%.
Para el ministro de Medio Ambiente, Carlos Minc, se trata de un intervalo de confianza, porque no depende apenas del gobierno y va a establecer una fuerte discusión con la sociedad.
En la reunión celebrada el viernes en São Paulo, el presidente Lula exigió a los ministros que trabajen para conseguir levantar financiación para ayudar al gobierno en el cumplimiento de esta meta voluntaria.
Según la ministra-jefe de la Casa Civil, Dilma Rousseff, uno de los objetivos del gobierno, al establecer el intervalo, es obtener financiación internacional del Banco Mundial y la Unión Europea para alcanzar la meta.
Los ministros no hablaron sobre el monto que será preciso obtener para cumplirla pero como dijo Dilma, “cuanto mayor sea nuestro acceso a recursos internacionales, más haremos“.
El ministro Minc por su parte, comentó que entre los países emergentes, Brasil es el que presentará una meta más ambiciosa de reducción de gases en Copenhague. A este paso, no será la más ambiciosa sino la única.
Al día siguiente de estas declaraciones, Lula se encontraba con Sarkozy en París, donde los dos mandatarios acordaron presentar una postura común en la cumbre de diciembre.
Lula dijo que el documento en el que se materializa este acuerdo, cuyo objetivo es consensuar un documento vinculante que reemplace al Protocolo de Kioto, “es más que una declaración de intenciones, es una Biblia del clima“.
Ambos líderes dijeron también que exhortarán a otros gobiernos a sumarse a su acuerdo, especialmente a Estados Unidos y China.
Fuentes: El País, Terra Brasil y BBC Mundo vía EcoPeriodico.com (Dom. Público)
Imagen: Radio Universidad