La profundidad de nuestra crisis me llegó en una conferencia de periodistas ambientales el otoño pasado, donde un climatólogo después de otro habló sobre los peligros que confrontan las aves migratorias, el suministro de agua, la agricultura y el suministro de alimentos, las costas—cada hilo de la red de la vida.
Sus palabras fueron elegidas cuidadosamente, pero sus voces revelaron sus alarmas.
¿Qué tan malo podría llegar a ser? Pese a que los modelos son cada vez más sofisticados, nadie puede predecirlo exactamente. Pero a medida que la temperatura asciende, hay una creciente interrupción en los sistemas interconectados que mantienen nuestro clima estable y dentro del estrecho rango que puede soportar la vida. El acortamiento de la capa de hielo polar y la apertura del Pasaje Noroeste están entre los signos más claros de que el planeta se está calentando mas rápido de lo que los modelos climáticos predijeron.
La buena noticia es que no es muy tarde para actuar. Tenemos la tecnología y, en gran parte del mundo, tenemos la estabilidad social para actuar. Y tenemos precedentes. Cuando los Estados Unidos se movilizaron por la Segunda Guerra Mundial, las fábricas de automóviles pasaron a construir tanques y camiones. Los norteamericanos plantaron 20 millones de "jardines de la victoria", reciclaron caucho, y llevaron mujeres al lugar de trabajo para construir barcos de guerra.
Necesitamos movilizarnos de la misma manera para combatir la amenaza global del cambio climático—especialmente aquí en los Estados Unidos, en donde estamos entre los más grandes emisores de gases de efecto invernadero. Esto es parte de lo que se necesita:
- Necesitamos convertir las fábricas de automóviles en fábricas de turbinas de viento, y contratar gente joven y a los desplazados de las industrias en retroceso del petróleo y el carbón para operarlas, para instalar renovables y para mejorar los edificios.
- Necesitamos quitar los subsidios públicos de la producción de petróleo y carbón, para financiar la energía solar, eólica y otras fuentes renovables.Necesitamos parar toda construcción de nuevas plantas de carbón a no ser que las tecnologías que capturan y secuestran CO2 se demuestren efectivos.
- Necesitaremos pasarnos de la mayoría de los combustibles líquidos a electricidad generada usando fuentes renovables limpias. (Hay biocombustibles sustentables, pero los biocombustibles basados en alimentos no están entre ellos.).
- Cualquier nuevo edificio, transporte y fábrica debe ser neutral, desde el punto de vista climático, para así evitar encerrarnos dentro de impactos climáticos destructivos en los años por venir.
- Necesitamos usar más cerebros y menos BTUs. Podemos lograr un largo camino a una economía climáticamente neutral sólo siendo más eficientes con la energía que usamos.
- La justicia debe estar en el núcleo de nuestro trabajo. Décadas de uso de combustible fósil excesivo enriquecieron a algunas personas; aquellos que se perdieron aquella abundancia no conseguirán un camino fuera de la pobreza, mientras el rico continúe sobre-consumiendo. Para ganar esta carrera contra el tiempo necesitaremos de todos, incluyendo de las personas pobres. Eso significa que las personas ricas necesitarán recortar su propio uso de energía mientras ayuda a financiar el esfuerzo del pobre de saltearse la era de los combustibles fósiles directamente hacia trabajos verdes y renovables.
El climatólogo James Hansen dijo, en una frase ya familiar, que tenemos 10 años para revertir las tendencias del clima desestabilizado, o viviremos en un planeta muy diferente.
La realidad es que viviremos en un planeta diferente de cualquier manera. Si continuamos como ahora, será un planeta con un clima extremo, niveles de mar elevados, amplias poblaciones de refugiados, y violentos conflictos sobre las tierras y los recursos que aún sobren. Si hacemos los cambios necesarios, puede ser un planeta de tecnologías de energía renovable, ampliamente compartidas. Podríamos descubrir que una forma de vida menos materialista, más local, libera un nuevo nivel de creatividad a medida que la gente busca las formas más inteligentes, más sustentables, y más hermosas de construir o cultivar lo que necesitamos. Y nuestros nietos nos agradecerán por dejarles un mundo donde ellos también tengan la oportunidad de tener una buena vida.
Fuente: Sarah van Gelder escribió esta “Carta del Editor” como parte de ¡Paremos el calentamiento global, ya!, el número de primavera de 2008 de YES! Magazine. Sarah es editora ejecutiva de YES! Magazine. Traducción por Guillermo Wendorff. (CC) by-nc-sa.
Foto de Mr. Theklan en Flickr (CC)
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