Comprender el cambio climático

¿Por qué cambia nuestro clima?

La energía solar calienta la Tierra y, según aumenta la temperatura, el calor se irradia de nuevo a la atmósfera como energía infrarroja. La atmósfera absorbe una parte de este calor gracias a algunos gases de efecto invernadero.

La atmósfera actúa por tanto como las paredes de un invernadero, dejando que entre la luz visible y absorbiendo la energía infrarroja saliente, manteniendo de esta forma el calor en el interior. Este proceso natural se denomina "efecto invernadero" y hace posible la vida en nuestro planeta. De hecho, sin este efecto invernadero la temperatura media de la Tierra sería de -18º C, cuando actualmente es de +15ºC.

Vapor de agua (H2O) y el dióxido de carbono (CO2) son sin duda los gases invernadero naturales más importantes, y han sido el mecanismo esencial de la Tierra para mantenerla a una temperatura que permita vivir en ella. No obstante, las actividades humanas siguen añadiendo gases de efecto invernadero a la atmósfera, sobre todo dióxido de carbono, metano y óxido nitroso, que intensifican el efecto invernadero natural y, por consiguiente, calientan el planeta. Este calentamiento artificial adicional se denomina efecto invernadero "intensificado".

Lee más sobre los gases de efecto invernadero.

Medición de los gases invernadero
La concentración de los gases en la atmósfera se puede expresar en partes por millón (ppm) o billón (ppb). En el caso de ppm, se puede visualizar como un centímetro cúbico (cm3) de gas por metro cúbico de aire; una ppm también significa que hay una molécula del gas en cuestión por cada un millón de moléculas de todos los gases presentes.

No obstante, algunos gases invernadero absorben la radiación con más efectividad que otros porque lo hacen a distintas longitudes de onda y en ocasiones se superponen unos sobre otros. Para tener en cuenta las diferencias en la absorción, se ha introducido el concepto de calentamiento global potencial, en el que todos los gases se comparan con el CO2, que tiene un potencial de calentamiento global de 1. Por ejemplo, a lo largo de un período de 100 años el potencial de calentamiento global del metano es 23 veces el del CO2. El óxido nitroso es 296 veces más eficiente absorbiendo calor que el CO2 y el potencial de calentamiento global del SF6 es más de 22.000 veces el del CO2.

Es importante establecer el potencial de calentamiento global en relación con un período de tiempo, porque el ciclo de vida atmosférico de los gases invernadero varía considerablemente. El CO2 puede permanecer en la atmósfera de 50 a 200 años, en función de cómo se recicle en la tierra o en los océanos; el metano puede durar de 10 a 15 años y algunos de los gases fluorados de efecto invernadero tienen un ciclo de vida de miles de años.

Desde la Revolución Industrial, la concentración de gases invernadero en la atmósfera ha aumentado más del 50%, de 280 a 360ppm en el caso del CO2 solamente. El incremento de las concentraciones de otros gases invernadero se puede sumar al incremento expresado como CO2 equivalente, alcanzando un nivel actual de 425 partes por millón de CO2 equivalente.

La lucha contra el cambio climático
La Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) y su Protocolo de Kioto constituyen el marco internacional para combatir el cambio climático.

La CMNUCC fue aprobada en mayo de 1992 y entró en vigor en marzo de 1994. Hasta el momento 189 gobiernos - casi todos los países del mundo- la han ratificado. La CMNUCC proporciona el marco institucional global para combatir el cambio climático, define el objetivo de los esfuerzos y los principios fundamentales para alcanzarlos.

El objetivo de la CMNUCC es "la estabilización de las concentraciones de gases invernadero en la atmósfera a un nivel que evite la interferencia del daño antropogénico [causado por el hombre] con el sistema climático." Uno de los principios fundamentales es el de "las responsabilidades comunes pero diferenciadas", que requieren que los países desarrollados tomen la iniciativa en la lucha contra el cambio climático y sus impactos. Al diferenciar entre países desarrollados y países en vías de desarrollo, la CMNUCC reconoce que los países desarrollados e industrializados son responsables de la mayor parte de la formación actual de gases invernadero en la atmósfera y que éstos cuentan con los recursos financieros y tecnológicos necesarios para reducir sus emisiones.

La CMNUCC obliga a las Partes firmantes a establecer programas nacionales para reducir las emisiones de gases invernadero y a entregar informes periódicamente. Asimismo, exigió a los países industrializados firmantes - pero no a los países en desarrollo - estabilizar sus emisiones de gases invernadero en los niveles de 1990 para el año 2000, fecha en la que lo lograron en grupo. Las Partes de la CMNUCC se reúnen anualmente para revisar los progresos y debatir futuras medidas, y se han establecido varios mecanismos de información y control para realizar un seguimiento de los gases invernadero.

Cuando aprobaron la CMNUCC, los gobiernos sabían que los compromisos no serían suficientes para abordar seriamente el cambio climático. El 11 de diciembre de 1997 dieron un paso más y adoptaron un protocolo en la ciudad japonesa de Kioto: el Protocolo de Kioto. Basado en el marco de la CMNUCC, el Protocolo establece unos límites legales sobre las emisiones de gases invernadero de los 37 países industrializados originalmente, incluidos todos los Estados miembros de la Unión Europea, salvo Chipre y Malta, así como de la UE como órgano único. Además, introduce nuevos mecanismos de implementación de mercado - los denominados mecanismos flexibles de Kioto - para mantener bajo el coste de la reducción de las emisiones.

De acuerdo con el Protocolo de Kioto, los países industrializados deben reducir sus emisiones de seis gases invernadero (CO2, metano, óxido nitroso, hidrofluorocarbonos, perflurocarbonos y sulfuro hexafluorido) un 5% aproximadamente por debajo del nivel de 1990 durante el primer "período de compromiso" del Protocolo de Kioto, de 2008 al 2012. Se eligió un período de compromiso de cinco años, en lugar de un objetivo para un solo año con el fin de suavizar las fluctuaciones anuales en las emisiones como consecuencia de los factores incontrolables, como el tiempo. No existen objetivos en cuanto a emisiones para los países en desarrollo.

El Protocolo de Kioto entró en vigor el 16 de febrero de 2005. Las normas para su entrada en vigor exigían que al menos 55 Partes firmantes de la CMNUCC ratificaran el Protocolo y que, entre ellas, estuvieran los países industrializados que representan al menos el 55% de las emisiones de CO2 del total de los países industrializados en 1990, lo que tardó en conseguirse.

Hasta el 18 de abril de 2006, 162 países y la Comunidad Europea habían ratificado el Protocolo. Dos países que lo firmaron en un principio no lo han ratificado: EE.UU. ha rechazado el Protocolo y Australia ha decidido no ratificarlo. Esto significa que hay 36 países desarrollados y la UE de los 15 como entidad que están obligados a alcanzar los objetivos de Kioto.

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