(vía Globalízate) Si la economía se viera sometida al mismo examen riguroso basado en evidencias que el cambio climático, nuestro mundo debería dirigirse de un modo muy diferente.
El mundo no se dirige de acuerdo con la ciencia del clima. En mitad del abucheo casi histérico producido desde la Cumbre climática de Copenhague, merece la pena recordar este hecho. Si las cosas se hubieran hecho vigilando cuidadosamente con un ojo los motores ecológicos del planeta, y los niveles de recursos de sus depósitos de combustible, hubiera parecido muy distinto. El parque de nieve de interior más grande del mundo no estaría, por ejemplo, en el abrasador Emirato de Dubai, en Oriente Medio. El transporte público sería rápido y barato, y Richard Branson sería un cultivador desconocido, ocupado de reciclar en su parcela cultivada orgánicamente.